El
presente ensayo tiene como finalidad abarcar un período transcendental para el
pensamiento teológico desde el siglo XI donde siguen surgiendo las
interrogantes acerca de la existencia de un ser superior, que para los
cristianos es conocido como Dios. Se debe tener presente que antes de la venida
del Mesías, ya existían corrientes de pensamiento que en sus teorías reflejaban
la existencia de un ser superior, en este caso se hace mención de la cultura
griega, como por ejemplo para el filósofo Aristóteles, ese ser fue llamado
motor inmóvil, ya que lo movía todo, pero a él nadie lo mueve. Es natural
deducir que esta idea es producto de la razón, desde esta misma realidad se
toma la iniciativa de abordar el tema de la existencia desde la premisa de San
Anselmo de Canterbury, quien dice que con sólo pensar que existe este ser
supremo es suficiente para demostrar que Dios existe. Como diría San Anselmo en
su obra proslogion: «Existe, por
tanto, verdaderamente un ser por encima del cual no podemos levantar otro, y de
tal manera que no se le puede siquiera pensar como no existente; este ser eres
tú, ¡oh Dios, Señor nuestro!». Por lo tanto, como se puede salir de esta
realidad, si al reflexionar como cristiano se sabe que es completamente verdad.
Sin embargo, es cierto que no todos piensan igual. Por esta circunstancia, es
que se indagara sobre este tema con la intención de visualizar esta idea
anselmiana.
Ahora
bien, creo que es necesario, tener una visión de quien fue San Anselmo de
Canterbury para concebir de una manera más clara su tesis sobre la existencia
de Dios. Este santo nació en Aosta (Italia) en 1033 o 1034. De buena familia y
con gran amor al estudio. Entró como monje en la abadía cluniacense de Bec en
el 1060. Posteriormente fue elegido abad en el 1078. Fue consagrado arzobispo
de Canterbury, donde murió en el año 1109. Tuvo que sufrir dos exilios por razón
de las investiduras: el primero entre 1097 y 1100 y el segundo entre 1103 y
1106, hasta que se produjo el arreglo de 1105 sancionado por la monarquía
inglesa en 1107. Sus obras han sido editadas en edición crítica, entre ellas se destacan: en primer lugar, dos
grandes tratados sobre Dios, que son el Monologion
y el Proslogion; del cual estaremos
abordando, que corresponden a la época en que Anselmo se hallaba en Bec. Son
asimismo de la época de Bec el De libero
arbitrio, el De casu diabólico y el
De grammatico. Después, ya como
obispo, escribió dos tratados: De Fide
Trinitatis y De Processione Spiritus Sancti contra Graecos. Como también algunos opúsculos menores, uno de carácter
mariológico, sobre la concepción virginal de la Virgen María y el pecado
original, y algunas homilías y oraciones. Y su gran tratado cristológico y
soteriológico, redactado en el período episcopal, se titula Cur Deus homo. Ya teniendo esta visión
no cabe duda que fuera un hombre sumamente preparado para abordar su tesis a priori sobre la existencia de Dios. Es
importante tener en cuenta que este hombre marco el cierre e inicio de una
nueva etapa del pensar teológico, ya que con él se cierra el ciclo de la
patrística para pasar a la escolástica. Ahora bien, es importante considerar
que en esta época no debía ser tan complicado para este Doctor de la Iglesia
abordar dicha idea, ya que se mantenía una línea de pensamiento basado en la
Palabra de Dios y la práctica de los Padres. Por lo tanto, entra en juego la
cuestión de la fe en Dios, y considerando que si no hubo contradicción de la
misma, se sostenía el criterio de que no era una herejía, aunque su idea estaba
fuera del contexto de las bases de los cristianos. Como lo señala Josep
Saranyana en su libro Historia de la teología en relación al argumento que se
esta indagando: «intenta demostrar la existencia de Dios a partir de la fe en
Dios, con un razonamiento independiente de la autoridad de la Sagrada Escritura
o de la tradición patrística». Ante esta realidad es importante dejar claro que
no se puede hablar de teología si no hay fe. Y profesar o afirmar una verdad
sin argumentos, sólo será posible en el plano de la convicción de creer en
aquello que se sabe que existe pero que no se ve. Además, se sabe que en estos
primeros siglos de la era cristiana existían pensamientos contrarios al
cristianismo, donde es probable que más allá de la formación que los Padres de
la Iglesia lograsen impartir, permaneciera cierta inclinación por parte de
algunos griegos –por ejemplo- que quisieran en lo oculto mantener vigente su
cultura de pensamiento y se hayan colocado en contra de San Anselmo. Es claro,
que para muchos es absurdo afirmar algo de lo cual no se pueda dar argumentos.
Es por ello, que más adelante, surgen quienes quisieron apoyar esta tesis
anselmiana con demostraciones a partir de la creación, por ejemplo, Santo Tomas
de Aquino y sus cinco vías, pero no para desprestigiar la idea de San Anselmo,
sino para continuar con la defensa de esta premisa. No se puede negar que
dentro de la diversidad de pensamientos, esta el denominado ateo, para el cual
Dios no existe, sino que refutan que la idea de la existencia de Dios, es un
medio para la manipulación del hombre por el hombre. Por lo tanto, es un
imposible dialogar con ellos sobre el tema si no se tienen argumentos
tangibles, y no inexistentes como el de San Anselmo. Pero como poder negar la
existencia de alguien por encima del cual no se puede pensar más nada. Como lo
dice uno de los himnos de la liturgia de las horas: «quien diga que Dios a
muerto que salga a la luz y vea, si el mundo es o no tarea de un Dios que sigue
despierto». Sólo el hecho de contemplar la naturaleza y su perfección es
muestra que San Anselmo tenía la convicción de que su teoría era cierta. Por
ello, señala en su obra proslogion lo
siguiente: «Existe, por tanto, verdaderamente un ser por encima del cual no
podemos levantar otro, y de tal manera que no se le puede siquiera pensar como
no existente; este ser eres tú, ¡oh Dios, Señor nuestro!». En tal sentido, es
que esta premisa se conceptualiza más adelante como el argumento ontológico,
que se basa en la no en la observación
del mundo como por ejemplo la cosmología, sino más bien empleando únicamente la
razón. Taxativamente, el argumento ontológico razona a partir del estudio del
ser. Siguiendo este hilo conductor, es que se le atribuye a San Anselmo en ser
el primero en usarlo. Porque él comienza con la declaración de que el concepto
de Dios es “un ser tal, que nada mayor puede ser concebido.” Puesto que la
existencia es posible, y la existencia es más grande que la no existencia,
entonces Dios debe existir. Por consiguiente, es tan bien importante el valor
tan grande que San Anselmo le da a Dios, donde no sólo le vasta con hacer valer
su existencia sino que se gloria de su grandeza, por ello en su obra Proslogion
dice: « ¡oh Señor! , tú solo eres lo qué eres y el que eres, porque el ser que
no es el mismo en su todo y en sus partes, el ser sujeto a cambio en algún
punto, no puede ser en modo alguno lo que él es. Lo que ha comenzado por la
nada, puede ser concebido como no existente, y si no subsiste por el poder de
otro, vuelve a la nada. Aquello cuyo pasado no existe, cuyo futuro aún no es,
no existe propiamente hablando. En cuanto a ti, tú eres lo que eres, porque
todo lo que eres una vez y de algún modo, lo eres entero y siempre». Ahora la
interrogante esta en la pregunta que se debe hacer después de varios siglos:
¿qué tan verdadero será este argumento? ¿Hasta que punto se puede mantener esta
idea donde la ciencia avanza en la búsqueda de demostrar lo contrario?
En
definitiva, creo que se hace necesario una rectificación de este argumento, el
cual no creo que este mal ya que el mismo tiene como objetivo principal el tema
de la existencia de Dios. Sólo que debe existir buenas explicaciones para que
se pueda lograr su finalidad. En la actualidad se vive en un contexto donde
quiere imperar el ateísmo bajo la mascara de un supuesto teísmo pero cien por
ciento relativista, es decir, el ser humano dice creer en Dios pero en su
comportamiento diario demuestra que ese Dios no existe. Por lo tanto, es
importante a través del acompañamiento y teniendo evidencias concretas como por
ejemplo las cinco vías de Santo Tomas, concientizarlo y de este modo se pueda
dar certeza de que el argumento es verdadero. Porque hay quienes se preguntan
como es Dios, y como se sabe muy bien la ciencia atea siempre va estar con el
interés de demostrar lo contrario. Cada día se acrecienta más las tesis por
querer confundirse a la población y los medios de comunicación es el medio que
se ha utilizado con máximo alcance para lograr dicho objetivo. Ahora queda por
parte de quienes defienden la tesis de que el argumento ontológico de San
Anselmo es verdadero, utilizar estos medios de comunicación de una manera
imparcial y adaptada a la nueva civilización, utilizando evidencias lógicas,
para que así como lo han hecho algunos hombres en el pasado, en el momento
actual que se vive también se siga fortaleciendo esta idea anselmiana.
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